El día sábado fui a ver a mis abuelos, papas de mi mama. Y fue una experiencia increíble. Muchos días, meses, años e ido a su casa para “verlos” recuerdo como repelaba con mi mama el ir con ellos semana tras semana. “Mama a que vamos? Mi abuelita se la pasa regañando y diciéndonos que no hacer” Mi mama solo escuchaba y decía: “vamos por que es tu abuela”. Para ser sincera llegue a odiarlo, si!. Esa tradición semanal prometí no repetirla con mis hijos. No pensaba tener a mis hijos con sus abuelos semana tras semana. Aunque no ha cambiado ese punto de vista, si cambio un poco la visión de esas visitas semanales.
El sábado le marque a mi abuelo para decirle que íbamos ir a su casa. Así fue, llegamos a la casa de mis abuelos y estaban sentados en la sala esperándonos. En cuanto llegamos se pararon y nos invitaron a comer. Mi abuela había preparado algo sencillo de comer: bisteces, cebollitas, nopalitos, ensalada de atún, huevo en salsa verde, sopa de fideo, guacamole hecho en molcajete. Así que mi esposo y mi abuelo pusieron la mesa mientras mi abuela y yo calentábamos y servíamos. Así paso la comida, súper rica con ese sabor que solo las abuelas tienen. Estuvimos platicando tan a gusto y riéndonos. Disfrute como pocas veces había disfrutado ir con mis abuelos. También vi que han pasado los años, que mi abuela no es la de antes que se la pasaba regañándonos de todo, que mi abuelo casi no ve y uno tiene que darle las cosas en la mano. Pero al final me sentí bien al ir un día a ayudarles a limpiar el refri, limpiar la cocina, etc. No me peso, es mas me sentí satisfecha.
Llego la hora de irnos a la sala y ahí les di un recuerdo de mi boda, una foto. Ellos tienen una pared con la boda de todos sus hijos, ahora yo comenzare con la boda de sus nietos! Después le di sus regalos, ya que no estarán en Mexico para Navidad. Ahí fue cuando mi corazón se me quebró, ver a mis abuelos con lágrimas en sus ojos agradeciéndome, estaban muy contentos. Pero no por el regalo, ni la foto, sino por que fuimos un rato a verlos, estuvimos con ellos cotorreando y ayudándoles. No pude mas que decir que no tenían que agradecer nada, al contrario nosotros teníamos que agradecer que estuvimos ahí y que comimos tan rico.
No se que me afecto mas, darme cuenta cuanto tiempo perdí de mis abuelos, que mis abuelos ya no son los mismo, la soledad en la que sienten que viven o que tarde o temprano todos estaremos para bien o para mal de regreso solos con nuestra pareja.
Que mas quisiera verlos mas seguido, pero talvez la rutina semanal me llevaría a quitarme ese gusto de verlos o talvez ahora mas grande lo aprovecharía. Muchas preguntas tengo en mi cabeza. Pero solamente se que LOS QUIERO MUCHO, que a veces son medio insensible, desesperada, regañona, pero al final, sin ellos no fuera YO QUIEN SOY.
CELIA Y CASIANO Gracias por todo